lunes, 26 de febrero de 2018

DE LA ARRIERÍA AL CABLE AÉREO EN COLOMBIA II

La arriería ha gozado de extraordinaria consideración social. Era un oficio duro pero respetable, ya que fueron los agentes que consolidaron la minería y el comercio. La minería propiciaba poder adquisitivo a sus trabajadores y los arrieros les suministraban los artículos que necesitaban. Este dinamismo propició la construcción de tiendas, tascas y fondas.  
El arriero disponía de su propio atuendo. Desde las alpargatas de  fique, pasando por el poncho, la ruana – especie de poncho de lana para el frio- , el delantal de cuero para proteger el pantalón, llamado paruma, el sombrero aguadeño, el machete, el pañuelo del cuello de color rojo llamado raboegallo y por último el carriel.  
Monumento al arriero en Envigado
Este último es un bolso de cuero, de múltiples compartimentos,  que se lleva colgado del cuello donde se guardan las cosas personales: máquina de afeitar, el dinero, las barajas de cartas, los amuletos, las estampillas de la virgen… El museo del traje de Bogotá describe en una de sus vitrinas los contenidos de un carriel tipo.
El comercio en torno a la arriería permitió la acumulación de capitales que propiciaron el salto tecnológico siguiente, que como veremos en la próxima entrada se orientó hacia los cables aéreos y el ferrocarril.


Original sistema de llevar madera. Foto de Internet
Todavía hoy, viajando por las carreteras de Colombia,  se ven recuas de mulas sacando productos del interior, a las carreteras. También en aquellas poblaciones donde la arriería estuvo muy asentada, suelen organizar fiestas entorno a la actividad, disponiendo pasadas de  recuas de mulas, con sus arrieros, como en los viejos tiempos.

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